Empezó a emerger la
punta de un auténtico iceberg de corrupción en los Planes de Ordenamiento
Territorial (Pot), amañados para ensanchar áreas urbanas y enriquecer a unos
pocos con consecuencias nefastas para millones de ciudadanos. Y es que está
comprobado que alcaldes locales y
concejales del país en gobiernos del 2.008 al 2.015 encontraron una
fórmula mágica para enriquecerse. La llaman ‘volteo de tierras’
y consiste no en desfalcar el erario, sino en desfigurar a la ciudad misma. La
receta es tan simple como silenciosa: entre los asuntos que cotidianamente
tramitan los alcaldes y los respectivos Concejos Municipales se introducen
propuestas de ajustes a los Planes de Ordenamiento Territorial (POT). Parecen reformas
menores, pero escondida va alguna que hace el milagro. Así, de la noche a la
mañana, el municipio amanece con variaciones en el uso del suelo, de tal forma
que terrenos que eran agrícolas se agregan al perímetro urbano con todo lo que
ello implica. El propietario de esa faja de tierra se acuesta como agricultor y
despierta convertido en rico urbanista.
En Acacias varios Concejales y Exconcejales se prestaron
en Gobiernos anteriores para aprobar estos proyectos y hoy son reconocidos
Urbanizadores.
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