Todd HowlandEl representante de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia |
El
representante de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos en Colombia, Todd Howland, advirtió en las últimas
horas que la grave situación social y de orden público que se presenta en
Tumaco, que se hizo más evidente con la masacre de cocaleros registrada el
pasado 5 de octubre, se puede replicar en otro 42 municipios del territorio
colombiano,
Según el
delegado internacional, los mismos factores que existen en Tumaco, están
en esos otros 42 municipios: pobreza, economías ilegales, como la coca, grupos
como el clan del golfo, el Eln, pequeñas bandas criminales, disidencias de las
Farc y una mezcla entre acuerdos de sustitución y erradicación forzada.
Resumiendo
la situación vivida en Tumaco, Howland dijo que “el gobierno tenía que hacer un
proceso de sustitución rápido, pero estamos a más de diez meses de vacío
de poder, la gente sigue con la hoja y, para complicar, han llegado los
erradicadores. Hay tensiones muy altas e intereses impulsando en varias
direcciones”.
En un amplio
reportaje que concedió al portal VerdadAbierta.com, el
Howland
advirtió que la “frustración es explosiva” con relación a la implementación del
acuerdo de paz firmado por el gobierno con las Farc.
“Tenía la
esperanza de que el proceso de paz iba a priorizar los derechos de las personas
desfavorecidas, afectadas por el conflicto. Antes estaba la idea de que las
víctimas eran el centro del proceso, pero todos perdieron el norte relacionado
con esa idea, lo cual es muy frustrante”, dijo y complementó:
Frente al
tema de los cultivos ilícitos y el narcotrafico, planteó:
“Aparte de
tener metas que no son realistas, el gobierno tiene la necesidad de pensar
en mercados. Mientras a la gente llegan a la casa a comprarle la coca, no
hay vías para transportar los productos lícitos y el acceso a los mercados es
pobre. Esto es algo que tiene que resolverse antes de la sustitución, porque si
no se va a perder mucha plata y el proceso no va a ser sostenible. Aunque la
sustitución no tiene dinero, entidades estatales como el Inpec, la Fuerza
Pública y las escuelas, que adquieren mucha comida, podrían comprársela a
personas que hacen parte del programa de sustitución o a víctimas del conflicto
armado. El problema es que habría que priorizar esas compras frente a los
contratos actuales, por lo que alguien tendría que perder. Parece que hay una
dificultad de parte del Estado, por razones políticas, intereses
institucionales e intereses individuales, en el sentido de que nadie quiere
hacer ningún sacrificio por los derechos de las personas de las áreas rurales”
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