El remate de la Eliminatoria suramericana presenta
contrastes entre Colombia y Perú, equipos que el próximo martes tendrán en Lima
un partido definitivo en sus aspiraciones de clasificar al Mundial de
Rusia-2018.
Sin bien el rendimiento de ambos seleccionados es
parejo (50.9% de los dirigidos por José Pekerman y
49% de los pupilos de Ricardo Gareca), hoy
en día los aficionados se apoyan en los últimos resultados y manifiestan que
mientras el fútbol inca va en ascenso, el cafetero retrocede.
El plantel de la banda cruzada lleva cinco
encuentros de invicto, en tanto que la Tricolor completó tres encuentros sin
ganar, y dejó de ser un fuerte local al ceder puntos con Paraguay (1-2), Brasil
(1-1), Chile (0-0), Uruguay (2-2) y Argentina (0-1).
Luis Fernando Suárez, exentrenador de los seleccionados de Ecuador y
Honduras, reconoce un nuevo semblante en Perú, pero también reitera que
Colombia lleva un buen camino. Solo que al igual que algunos rivales (incluye
el momento crítico de Argentina), ha tenido malas presentaciones como sucedió
ante Paraguay, especialmente “después del gol de Falcao cuando faltó liderazgo
en el banco y de los jugadores de experiencia”.
Artífice del cambio
Suárez señala que la evolución de Perú tiene nombre
propio: Gareca. Entre los aspectos que más valora están el cambio de diagrama
en el equipo, el pensamiento de los jugadores y el recambio generacional que
hizo “sin bulla y aspavientos”.
La tarea, asegura Suárez, no fue fácil porque el
futbolista peruano se distrae con gran facilidad.
En relación con Colombia, el técnico de La Equidad
recuerda el relevo generacional se ha hecho bien. Eso sí, dice que después del
Mundial hay que mirar otros elementos que vienen pidiendo pista.
Para él, la Eliminatoria ha estado pareja y de ahí
que a una fecha del final, seis equipos aún estén peleando por tres casillas
directas y un repechaje. “Esa es una buena señal y Colombia está viva”.
El periodista Kevin Pacheco, del
grupo RPP de Perú, resalta la ascendencia del técnico argentino con sus
dirigidos: “Acatan órdenes y están comprometidos con el proceso”. Esa
credibilidad ya no es tan notoria en Colombia.
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