viernes, 24 de noviembre de 2017

HOY ENCUENTRO DE CAMARADAS, PRIMER AÑO DE UNA PAZ AGRIDULCE

Hace un año, después del fracaso del sí en la votación del plebiscito para refrendar el Acuerdo de paz entre Gobierno y Farc, que obligó a una nueva negociación, en esta ocasión, con sectores que respaldaron el No, se firmó en el Teatro Colón, de Bogotá, el fin del conflicto con las Farc.
Más allá del acto simbólico, fue el momento en el que empezó el compromiso con la paz. Pero el balance no ha sido positivo, en especial frente a las víctimas que estarían el centro del Acuerdo, asunto en el que hay quejas desde algunos sectores porque no se han sentido representadas.
Así lo reconoce Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz de la U. Nacional, quien sostiene que el balance que deja este primer año de implementación del acuerdo es gris. Argumenta que no se trata de pintar una tragedia, pero tampoco de asegurar que todo está bien y se está cumpliendo.
Es innegable que el principal logro del Acuerdo de paz ha sido la disminución de los muertos . La meta de que los colombianos dejaran de caer en medio del fuego cruzado como había ocurrido durante 53 años se cumplió. Las cifras hablan por sí mismas: en un año de confrontación se presentaban cerca de 3.000 muertos, en el año después de la firma van 78, según el ministerio de Defensa.
La Farc, como fue acordado, entregó fusiles y empezó a transitar el camino de la participación política. De este modo, dejaron atrás el recordado nombre de Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y hoy, a pocos meses de participar en las elecciones al Congreso y la presidencia esperan ser conocidos como Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.
Sobre los compromisos de las Farc “se dieron avances importantes como la concentración de la mayoría de sus integrantes, la dejación de armas, y aunque hay casos de disidencias, el porcentaje no es alto. El Gobierno quedó corto con el desarrollo de algunas zonas veredales, pero también hay que decir que se cumplió con todo el proceso de identificación de los excombatientes, su cedulación y bancarización. Las Farc pudieron lanzar su partido político”, agregó Vargas.
No ha sido un camino de rosas. La Corte Constitucional, en el fallo que le dio vía libre al mecanismo “Fast track” para tramitar las leyes y reformas que garantizarían la implementación del Acuerdo, le devolvió al Congreso su natural facultad deliberativa frente a los temas que serían tramitados.
La decisión de la Corte buscaba preservar la división, el equilibrio y la colaboración entre las ramas del poder público. Sin embargo, se convirtió en la principal talanquera para el proceso de paz. Por ejemplo, la Justicia Especial para la Paz (JEP), considerada el corazón de la implementación, ha tenido un espinoso camino en el Congreso.


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