Ahí, zorongo zorongo, sutilmente y
sin que muchos lo perciban, Gabriel García Márquez se
va acercando a la edad de la soledad, la que él dejó anotada en el título de su
obra cumbre. Este martes seis de marzo cumpliría 91 años. Y si bien él no está
para cumplirlos, quedan sus lectores para celebrarlos.
Nacido en Aracataca, Magdalena, en 1927, Gabo dejó un mundo
que fue mostrando en sus obras de ficción, cuentos y novelas. Criado por la
familia materna en ese pueblo situado en la región bananera y a 84 kilómetros
de Santa Marta, también vivió en las sabanas sucreñas en su adolescencia. Y
buscando historias se hizo periodista, para combinar dos oficios, la literatura
de ficción y la de no ficción, cosiendo cualquier fisura que hubiera entre
estas dos.
La tercera resignación es el primer cuento que
publicó, cuando tenía 20 años, en El Espectador, con ilustraciones de Enrique
Grau. Este relato sería el primero de los 10 que recogió en el libro Ojos de perro azul, de visos surrealistas. En el
último de los cuentos de este volumen, Monólogo de Isabel viendo
llover en Macondo, apareció por primera vez ese pueblo, ese
mundo inmenso del autor cataquero: Macondo.
La hojarasca fue la primera novela que sacó
a la luz, en 1955. En este mismo año publicó el Relato de un náufrago, por
entregas, en el mismo periódico capitalino que había sacado al público algunos
cuentos, y al que se había vinculado desde 1954 para escribir reportajes y
críticas de cine.
Esas obras primeras en literatura y
periodismo fueron las esenciales para lo que vendría después, la madurez en
cada uno de los dos campos, con los títulos más conocidos, como El otoño del patriarca, El amor en los tiempos
del cólera, en ficción; Noticia de un secuestro, en
periodismo.
Para no dejar desapercibida la fecha
del cumpleaños 91 del Premio Nobel de 1982, en
Google tienen durante esta fecha un doodle, que en
español significa garabato, el cual aparece tan pronto el usuario llama el
buscador de internet.
Es una cabeza de hombre, que
representa la de García Márquez, vista de perfil y mirando hacia la izquierda
de quien la mira. De la parte posterior de esa cabeza sale un mundo colorido
que bien puede ser una figuración de Macondo, con algunos elementos del
universo literario garciamarquiano: un hombre y una mujer tomados de la mano,
que bien pueden ser José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, los fundadores del
pueblo en Cien años de soledad, que está
simbolizado con algunas casas y la iglesia; un tren; pescaditos de oro;
mariposas amarillas, una hojarasca; un buque —¿se referirá acaso al buque
fantasma?—. Dicen que ese dibujo se puede ver en 37 países.
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